El taekwondo
apareció en su vida a raíz de una preocupación familiar: la inseguridad. Se
convirtió en una pasión y llegó a estar quinta en el ranking, en 2005. Pero un
día de 2007, a raíz de los conflictos judiciales de la Confederación Argentina
de Taekwondo (CAT), decidió dejarlo todo y dedicarse a la carrera de Contadora
Pública, que hoy continúa. Sin embargo, la pasión fue más fuerte y, tras
superar varias lesiones importantes en el último año, Carola Malvina López
Rodríguez disputará en Londres sus primeros Juegos Olímpicos. En una charla con
Clarín.com en el gimnasio del Cenard, hizo un repaso de todo lo vivido y de lo
que espera para la mayor cita deportiva del año.
-¿Cómo surgió
esta pasión por un deporte relacionado con lo masculino como el taekwondo?
-Mi mamá era repostera, iba a cursos para
actualizarse y hablaba con sus compañeras de la inseguridad que había. Y mis
hermanos y yo íbamos al club Independiente de Neuquén, donde había artes
marciales. Se le ocurrió preguntarnos si queríamos hacer artes marciales para
saber defendernos, porque ella tenía miedo por la inseguridad que había. Así
empezamos, desde chiquitos. Y ese pedido por parte de mi mamá derivó en fanatismo
y mi hermana mayor y yo, como nos gustó tanto, comenzamos a competir. En el 97
dejé todos los otros deportes que hacía y me dediqué al alto rendimiento. En
ese momento mi objetivo fue la Selección Nacional, a la que entramos rápido. A
fines del 97 ya estábamos los tres: mi hermana mayor, mi actual entrenador
Jeovanni Baeza, y yo.
-En 2005
llegaste a cuartos de final del Mundial y estuviste 5° del ranking. Sin
embargo, te retiraste en 2007. ¿Por qué?
-Paré en
marzo de 2007. Ocurrieron una serie de problemas políticos, de intervenciones
jurídicas dentro de la Confederación Argentina de Taekwondo, entonces la
Secretaria de Deportes cortó todos los recursos para la Confederación y para
los deportistas mientras duró el litigio. Fueron años muy difíciles. Ya de por
sí es muy difícil ser deportista acá en Argentina como para encima no tener un
estímulo de una competencia o algún mínimo apoyo económico de la Nación, por
eso decidí retirarme.
-¿Sentís que
diste ventaja al retirarte en ese momento?
-Generalmente
cuando tomo las decisiones las pienso y las analizo bien y cuando las tomo, las
respeto. Trato de no arrepentirme, por eso las pienso tanto, para no sentirme
mal. Las cosas se dan en el momento en el que se tienen que dar, me dediqué a
avanzar en la Facultad (sigo estudiando para Contador Público), busqué trabajo
de lo mío y logré desarrollarme en el ámbito laboral. No lo considero como algo
desventajoso, el haber parado y hecho otras cosas, me hizo darme cuenta de que
lo que más me gustaba era esto. Todo fue productivo.
Carola estuvo
tres años afuera del circuito del taekwondo, hasta que la idea de participar de
los Juegos Odesur de 2010 la motivó a volver. “Ya la CAT estaba saliendo de
todo este problema y nació el Enard, que desde su creación nos permite estar
tranquilos, y además la Secretaría volvió a aportar su ayuda. Por eso, un día
me levanté y le dije a mi entrenador ‘Jeo, ¿qué te parece si nos preparamos
para el clasificatorio?’ y así fue. Mi vida siempre fue esto, sentí que había
una falta en mi vida”, reconoce.
-¿Pensaste
que después de tanto tiempo sin competir se alejaba la posibilidad de un Juego
Olímpico?
-Mientras
estaba retirada no pensaba en que perdía situaciones porque las cosas estaban
dadas así, cuando no veo posibles las cosas es como que no las pienso, no
pienso que podría llegar a ser. Nunca pensé que iba a tener otra oportunidad
después de Querétaro para los Juegos de Atenas, que casi clasifico. Nunca pensé
que iba a volver a tener otra oportunidad como esa.
La vida
deportiva de Carola López no fue sencilla tampoco después de su vuelta. Las
lesiones la atacaron en los momentos clave. Primero fue en el clasificatorio de
los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, al que no pudo acceder porque se
distendió el ligamento lateral externo de la pierna izquierda en una lucha y
cuando apoyaba se caía. “Quedó a punto de romperse el ligamento y me dijeron
que si seguía luchando me iba a terminar rompiendo y me iba a quedar no sólo
afuera de los Panamericanos sino también del Preolímpico”, recuerda.
Peor aún fue
lo que vivió el 26 de septiembre, mientras estaba en México, preparándose para
el Preolímpico, en un centro olímpico de La Loma. “Ese día me quiebro el cuarto
metacarpiano de la mano izquierda, me lo destrozo en cuatro pedacitos y me
tienen que operar allá, en México. Me ponen una placa y cuatro tornillitos y un
yeso para que pudiera entrenar. Dos semanas antes del Preolímpico me sacan el
yeso y me traslado de San Luis de Potosí a Querétaro, donde se hacía el torneo.
En la tercera lucha recibo un impacto en la mano y me vuelvo a quebrar. Termino
esa lucha, que la pierdo independientemente de la mano, y me quedaba una lucha
más para clasificar. Me ayudó un médico amigo de Chile. Me dijo que no me
convenía pelear y yo le dije que esa no era una opción para mí, me quedaba una
lucha y era la última oportunidad que tenía de clasificar. Entonces, me hizo un
buen vendaje y peleé quebrada. Afortunadamente salió todo bien”, rememora.
-Más que a un
sueño, llegar a Londres se pareció más a una pesadilla…
-Fue una
pesadilla en el momento, pero es como que siempre trato de ver el vaso medio
lleno. Pienso que todo lo que sucedió, sucedió para bien, para que pudiera
desarrollar otras cosas. Cuando me operé, bajé dos kilos muy rápido, no llegaba
en mi mejor momento físico, tenía un yeso que me cubría toda la mano y había
ejercicios que no podía hacer. No me quedaba otra que utilizar la cabeza, y
creo que eso me ayudó muchísimo. Más me lo confirmó eso cuando peleó Seba
Crismanich. Estábamos los dos sentados y se acerca un analista de lucha de
Estados Unidos y me dice: “Vos no me conocés a mí pero nosotros te estuvimos
viendo el día que peleaste y si vos no hubieras sido inteligente para pelear no
hubieses clasificado nunca”. Y yo toda mi vida fui muy física para pelear y en
ese momento no tenía mi físico óptimo para el torneo por todo lo que había
sufrido. Por eso todo me pasó para bien, pude calmarme, superar eso,
concentrarme el triple.
Lo
psicológico jugó un rol muy importante en Querétaro, tanto es así que su
entrenador, Jeovanni Baeza, le mandó un recorte que había encontrado en un
diario que hablaba de un capítulo del libro autobiográfico del tenista Rafael
Nadal. “Describía un día de él enfrentándose a Federer y decía que trataba de
excluir sus sentimientos, porque desconcentran y a veces juegan en contra, y
eso es verdadero. No quita disfrutarlo pero mezclar los sentimientos es otra
cosa. En el momento en el que jugaba y tenía la sensación de ganar, la reprimía
totalmente, como que vivía el momento. Y eso lo ayudó mucho y yo traté también
de dejar totalmente mis sentimientos de lado. A medida que podía llegar a ver
la clasificación me reprimía; me ayudó muchísimo, me motivó”, expresa.
-Tu
entrenador dijo que podés dar el golpe y vos dijiste que no es descabellado
subirse a un podio. Entonces, ¿cuál es el objetivo en Londres?
-Tengo la
particularidad de que las veces que me he enfrentado con las peores rivales,
las más difíciles, mejor he respondido y mejor me ha ido, le he ganado a
muchísimas medallistas mundiales y olímpicas. Por eso pensamos que puedo dar el
golpe. En este deporte es muy difícil clasificar, están las mejores 16 del
mundo por categoría, es muy selectivo. Y creo que si me levanto con todos los
astros alineados, como digo yo, podemos llegar a aspirar a la medalla tanto
Seba (Crismanich, el otro taekwondista clasificado) como yo.
Su segundo
nombre y el conflicto por las Islas Malvinas.Carola López lleva Malvina como
segundo nombre porque así lo decidieron sus padres cuando nació, en plena
guerra con Gran Bretaña (el 17 de abril de 1982). Estaban entre Malvina o
Soledad, la otra isla que integra el archipiélago. Después del revuelo que
generó el spot publicitario del jugador de hockey Fernando Zylberberg, que
cerraba con la frase “para competir en suelo inglés, entrenamos en suelo
argentino”, la taekwondista prefirió evitar la polémica. “Londres es una ciudad
que siempre quise conocer, nunca pensé en Londres como una ciudad con la que
estamos en conflicto, sino como la sede de los Juegos Olímpicos, el sueño de
cualquier deportista, y lo veo así, como una ciudad hermosa y sede del torneo
más importante que puede existir”.
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