martes, 24 de julio de 2012

Entrevista a Federico Molinari


La participación del gimnasta romperá con 16 años sin argentinos en esa disciplina olímpica; dice que no siente presiones y que su objetivo es llegar al último día de competencias.



Sentado al costado de una pequeña mesa, Federico Molinari le da órdenes a Julián Jato, un pequeño de 12 años que ya es campeón argentino de gimnasia artística. 

El gimnasio del CENARD no cambia su fisonomía. El magnesio (el polvo blanco que vemos en manos y pies de los gimnastas) aparece por todas partes: colchonetas, aparatos de gimnasia artística y en la ropa de quien pase por allí. "Empezó con arzones, adelante y atrás. Dos veces para entrar un poco en calor", indica Molinari y lo aplaude. "Julián va a tener la suerte de llegar a un Juego con diez o doce años de respaldo por el apoyo del Enard. Mis viejos, mientras fui infantil y juvenil, me pagaron todos los viajes. Esto ahora cambió y es positivo pensando en el futuro", dice mientras observa con atención cómo el agua tibia rocía lentamente el mate "Tomo como para acompañar", se excusa. Sí acepta un alfajor. "Gracias. Me lo llevo para comer a la noche. Es un premio por el trabajo de hoy", confiesa entre risas el gimnasta de 28 años. Su rostro evidencia un cansancio profundo. "Es que hoy Valo (Vladimir Makarian, su entrenador) me dio una paliza terrible a la mañana. Me entreno todos los días de 9 a 12 y quedo fusilado. Martes, jueves y viernes voy a kinesiología y una o dos veces por semana, a masajes. No me queda otra. Todo para poder arrancar al otro día de cero", revela.

 -¿Qué pasaba si no conseguías la clasificación? 
-Es muy probable que hubiera largado todo a fin de año. Estaba en mi mejor momento y no conseguir la plaza me habría frustrado mucho. Fue un año con muchas presiones. Mías, sobre todo.
* ¿Cómo manejaste toda esa presión? 
- Con la ayuda de mis seres cercanos. Mi novia, mis amigos y mis viejos desde San Jorge [Santa Fe]. Y acá [en el Cenard] trabajé, en el peor momento, con la psicóloga Patricia Whitman. Me dijo que el año pasado estaba pariendo un hijo por todo lo previo a mi clasificación. Estaba muy nervioso, muy ansioso. De malhumor. Sentía que no podía fallar. Cuando me di cuenta de que iba a los Juegos recién pude aflojarme. Se me pasaron todos estos años en unos pocos segundos. Haber empezado en un gimnasio con dos o tres aparatos que no existen, haber entrenado durante 18 años con mi papá y mi mamá. Venirme en 2002 a vivir al Cenard por la comida, el alojamiento y una beca de $ 300.

* ¿Cómo vivís todo lo previo y el entorno que envuelve un Juego Olímpico? 
- Estoy bloqueado con lo que será el entorno y lo previo. A la fiesta inaugural no voy porque yo compito al día siguiente [a las 7 de nuestro país]. No puedo darme ese lujo y arriesgarme a tener una mala performance en el inicio. Quiero estar muy concentrado. Estoy muy mentalizado con la competencia. Después de competir me dedicaré al placer de vivir un Juego desde adentro. Soy muy competitivo. Está en mi naturaleza. Muchos amigos me dicen: "Bueno, ya estás clasificado para un Juego, ahora disfrutá". Eso no me alcanza. Es, tal vez, mi única chance y la quiero aprovechar al máximo. Hace 24 años que estoy entrenándome para llegar a este Juego Olímpico.

* ¿Por qué elegiste competir sólo en anillas y no en all around (todas las pruebas)? 
- En el último año mejoró mucho mi rendimiento, sobre todo en anillas. Se dio por decantación. Lo pensé mucho. El cambio fue muy grande porque las anillas son un aparato distinto a los otros. Los otros son técnicos, de repeticiones, de hacer series. En cambio, las anillas son de fuerza de brazos, donde no tiene la misma importancia la parte técnica. El único ejercicio técnico es la salida. Y meterles mucha pila a las anillas te arruina para todos los demás aparatos.

* ¿Cuál es el objetivo? 
- Aspiro a llegar a la final. Nadie pone una ficha en mí y eso me quita presiones. Las chances de acceder a una medalla son muy lejanas. Llegar a la final sería un premio increíble, y para la gimnasia artística argentina, algo muy groso. Hace 16 años que no viajamos, en hombres, a un Juego. No tengo la presión ni de acá ni de nadie. Estoy para tener un buen resultado y eso sería estar en el último día de competencias.

Allá lejos y hace tiempo

El último gimnasta argentino en participar en una cita olímpica fue Marcelo Palacio, que en Atlanta 1996 se clasificó en el puesto 70º. Por su parte, Eric Pedercini estuvo a un paso de asistir a Sydney 2000, al quedar como primer suplente. Entre las mujeres, la última argentina que compitió en un Juego fue Celeste Carnevale, en Atenas 2004, donde finalizó 56a.

canchallena.com

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